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Con total consciencia
La juventud suele ser descrita de manera obvia: como el tener pocos años de vida, ser inexperimentado, comportarse de manera osada, no medir consecuencias de los propios actos, etc. todas condiciones o actitudes de los jóvenes de todos los tiempos, que valoran más la energía que la experiencia y hablar más que escuchar.
A esto podemos agregar la inmediatez, cosa que caracteriza las generaciones actuales donde la tolerancia a la frustración es una habilidad desconocida y la perseverancia definitivamente parece no tener ningún valor... otro día escribiré sobre esto.
A pesar de todo lo anterior, muchos de quienes ya hemos juntado más años tenemos una nostalgia por esa definición de juventud que parece ir quedando atrás y en donde nos queremos aferrar a ciertas cosas que creemos pertenecen a una etapa anterior de la vida y que se nos estarían yendo de las manos. En este camino, empezamos a oír cada vez más seguido expresiones de los contemporáneos como “de vez en cuando mira el carnet”, “ya no estamos para estas cosas”, etc. Pero la verdad no es tan así, las cosas que nos motivan están dentro de nuestra cabeza y el cuerpo es el que las ejecuta y por eso debemos preocuparnos de que este nos acompañe de buena manera toda la vida. ¿Habrá alguien que piense que es mentalmente viejo? He preguntado esto cientos de veces a personas de todas las edades y la repuesta es siempre la misma: mentalmente me siento igual que a los 18 años, pero con más experiencia.
Todo esto me hace pensar si yo seré un ser extraño o qué le pasa al resto, porque he llegado a la convicción que esa “juventud” no se refiere a lo descrito al principio sino a la actitud de vivir cada momento de la vida exprimiéndola al máximo con total consciencia, no como un loco, sino que a pesar de mis responsabilidades, penas y obstáculos, poniéndole todas las ganas a las cosas que más me gustan y siempre pensando que me puedo superar de diversas maneras, que puedo compartir con personas de diferentes edades, aprender de todos y de paso enseñar algo de lo aprendido a quien me quiera oír por unos momentos.
Se trata de no parar jamás, no es necesario, el cuerpo necesita un adecuado descanso, pero no necesita que nos detengamos totalmente. Si hay vida entonces hay cosas por hacer, experiencias por vivir, conversaciones por tener, personas por conocer y un mar de cosas para contemplar... la vejez como etapa no existe, lo que existe es la experiencia, el desgaste natural y/o como tú quieras llamar al “paso del tiempo”, pero siempre preguntándote al final de cada semana qué nueva experiencia gané en esta... es tener la consciencia de que el tiempo corre, que no puedo dejar pasar un año y no haber crecido o no aprendido nada nuevo.
En fin, el estar vivos es ser joven, no hay que malgastar el tiempo sin crecer un poco cada día y no digo que no haya momentos difíciles por vivir, siempre los hay y esos hacen que los buenos sean todavía mejores. Este es un recorrido que debemos asumir de la forma como dice Ashley Montagu “la idea es morir joven lo más tarde posible”. ¡Yo estoy en esto!