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Después viene el resto

Hace tiempo que quiero escribir sobre algunos valores que creo importantes y que hoy parecen subvalorados, estos son consistencia, perseverancia y determinación. Pero este fin de semana ya supe como comenzar.

Y quiero partir esta reflexión haciendo alusión a Fernando Alonso, piloto de fórmula uno, español, quien a los 41 años llegó en tercer lugar en la última carrera en el circuito internacional de Baréin, en un auto de los llamados “del resto”. Superando a corredores como Hamilton (Mercedes), Russel (Mercedes) y Sainz (Ferrari).

Para quienes no saben de F1, los equipos poderosos son RedBull, Ferrari y Mercedes-Benz, quienes concentran el liderazgo en desarrollo tecnológico, tienen a los mejores pilotos, ingenieros, etc., es decir, son los gigantes de este deporte. Después viene “El Resto”. El nivel de exigencia para los pilotos es extremo, de ahí que el desempeño físico y mental juegan un rol importantísimo en las carreras. En fin, Alonso quien fuera campeón mundial el 2005 y 2006, a los 24 y 25 años respectivamente continuó su carrera y luego comenzó a verse sobrepasado, como es normal, por otros pilotos más jóvenes e impetuosos que aparecen en escena y captan la atención de los equipos grandes, hasta que inevitablemente te toca retirarte.

Pero aquí viene lo interesante y valioso, casi sobre los 40 años, cuando nadie lo espera, él decide que aun es tiempo de plantearse desafíos y vuelve a la competencia. ¿Le salió todo bien? Pues la respuesta es un rotundo NO y esto lo hace más increíble... La consistencia, saber que puede y que sólo debe mantenerte fiel a su convicción, mirando siempre dónde y qué mejorar. La perseverancia, que lo hace mirar por sobre el resultado del día lo impulsa a seguir adelante sabiendo que debe esforzarse más que el resto y que el trabajo duro irremediablemente terminará por premiarlo de alguna forma. Finalmente, su determinación, que lo mantiene con los pies en la tierra, pero enfocado en su anhelo y que no se permite el desánimo cuando las cosas no van como esperaba.

En una sociedad donde todo se hizo más desechable, donde el sentimiento de la frustración se hizo tan normal como el aire y dejó de llamarnos la atención, donde la propia imaginación está limitada por lo que otros frustrados te dicen y no por lo que tu creas o sueñes, donde pensar parece un deporte en extinción y hablar sin pensar es un acto reflejo, de vez en cuando alguien rompe en escena y nos enseña que SI SE PUEDE, que NUNCA ES DEMASIADO TARDE y que con TRABAJO y ESFUERZO podemos lograr cosas que, aunque pequeñas, nos devuelven la alegría de saber que todo está en nosotros.

La invitación es a creer en uno mismo, ponerse metas exigentes pero cumplibles, trabajar duro en ellas, jamás creer que mi éxito o fracaso depende de otros y tampoco que ya es tarde para plantearme nuevos desafíos y que el fin de la historia no está escrita aún...

Piensa, imagina, enfócate y ¡persevera! Momentos para desanimarse habrá muchos, pero sigue adelante, los logros podrían no ser exactamente como los imaginaste, pero se flexible y valóralos. Por último, siempre es momento de plantearse nuevas metas... si ya me leíste antes sabes que para mi la vejez no existe, lo que existe es el paso de los años, por lo que siempre es buen momento para volver a comenzar. Un Abrazo,

Patrick HM