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El legado invisible

Pasamos parte importante de nuestras vidas pensando qué vamos a construir, cómo vamos a criar y qué vamos a dejar cuando ya no estemos. Este ejercicio mental nos lleva a tomar decisiones importantes para nosotros, pero irrelevantes para los que nos sucederán.

En los últimos meses, con frecuencia he puesto atención a la relación padres-hijos, las actitudes de los primeros y el actuar de los hijos como consecuencia de esto. Pero no con un afán educacional, ya que tengo 4 hijos, sino más bien tratando de entender por qué somos como somos, qué nos hace diferentes/iguales a nuestros padres y cómo impactamos a los que vienen.

Me tocó ir a despedir a un par de personas, me refiero a su funeral. Personas que tuvieron diferentes situaciones de vida, que lograron cosas muy distintas profesional y personalmente, y cuyas familias también tienen dinámicas muy distintas. En ambos casos, lo que dejaron son cosas increíbles, algunas muy emotivas pero lo más importante es que dejaron huella en los que quedan. También conocí a una persona de esas que son increíblemente buenas de corazón, que ha tenido una vida difícil, con privaciones y carencias importantes. A pesar de esto, ha proyectado en sus hijos su bondad, preocupación por el otro y el ser una buena persona... esta semana una de sus hijas se ganó un reconocimiento por su actitud hacia quienes la rodean, por su buen comportamiento y sus valores, eso es huella.

Lo invisible, eso inmaterial que las personas construimos para nosotros mismos, a veces consciente porque queremos cambiar los patrones que recibimos, pero la mayoría de las veces inconscientemente, es lo que realmente queda en la retina de quienes nos rodean. Ninguna persona para la que signifiquemos algo, nos va a recordar por los logros materiales sino por quien somos/fuimos con ella, por lo que le hicimos sentir o por el tiempo que le dedicamos. Esta construcción forma parte de nuestro carácter y combinado con el temperamento, que es algo con lo que venimos “de fábrica”, define nuestra personalidad y lo que seremos capaces de proyectar y dejar.

El temperamento, que es nuestra actitud espontánea, puede ser terrible pero si desarrollamos un carácter fuerte que le haga contrapeso podemos terminar siendo una versión mucho mejor y que dejará una mejor huella en el resto... o sea nada está dicho desde que nacimos, todos tenemos el potencial de ser alguien que trascienda a la propia vida en la mente de las personas.

Una vez conversando con mi Partner de todas las batallas, llegamos a la conclusión que lo único que dejaremos son recuerdos, nada más. Lo material se acabará no importando cuanto sea, más temprano o más tarde, pero nadie se olvidará de esos recuerdos de quien fuiste para ellos.

Un abrazo,

Patrick