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Los anti todo
Cuántas veces nos hemos encontrado escuchando a alguien proponiendo algo o realizando un análisis y de inmediato nos vienen las ganas de rebatir todo lo expuesto porque encontramos una cosa diminuta con lo que no estamos de acuerdo o convencidos... somo capaces de dejar de seguir oyendo con atención toda la argumentación posterior y casi olvidar lo escuchado previamente, sólo para quedarnos con ese pedacito de argumento que no nos gustó y que queremos impulsivamente hacerlo notar.
En estos tiempos que vivimos donde la única forma de ser oídos, parece ser, el que debemos tener una locución impecable de las ideas que se nos vienen, sin flecos, sin imperfecciones, completamente terminadas para evitar ser rebatidos mediante un exabrupto, por cualquier detalle intrascendente, donde pareciera que la forma tiene más valor que el fondo de las cosas.
En este mar de objeciones y críticas con que convivimos quienes nos exponemos a compartir ideas para debatir, reflexiones para pensar, etc. parece ser que nos enfrentaremos una y otra vez con una horda humana de los que he decidido llamar los “Anti-Todo”... principal razón por la que decidí no seguir en Twitter.
Los Anti-Todo son las personas que miran superficialmente, que no bajan a la idea principal, que no esperan tener la mirada completa antes de rebatir, que tienen una ideología que está demostradamente equivocada pero insisten, que prefieren hablar antes de oír, adoran el protagonismo extremo, que siempre creen que saben de algo más que el resto... una especie de “Pick Me” que es un concepto que me enseñaron mis hijos, sobre quienes siempre tienen un ejemplo más terrible de una calamidad o una experiencia que sobrepasa a cualquier otra que un tercero haya experimentado y necesitan desesperadamente contarla cuando tú todavía tienes la palabra.
Ahora viene lo difícil, defino los “Pro-Algo”:
¿Cómo ser un Pro-Algo? Esto sería como un emprendedor de ideas o reflexiones, una persona que propone ya sea una idea nueva que bien vale la pena entrar en ella o bien alguien que está escuchando algo que, aunque imperfecto le busca un aporte, he intenta fortalecerla con un argumento que perfeccione lo expuesto, ya sea paliando alguna debilidad o promoviendo una fortaleza. Por último, que tenga la amabilidad de permitirle al expositor terminar su presentación sin desecharlo por forma. ¿Suena razonable? Pareciera que sí pero en la práctica se les ve poco, ya sea porque han sido duramente rebatidos o descalificados o simplemente porque la madurez intelectual para ser un Pro-Algo supera por mucho a lo necesario para ser un Anti-Todo.
Cada uno de nosotros podemos ser un poco de ambos, pero sin duda hay un esfuerzo mayor para ser un Pro-Algo. Las personas mayores tienen esa facilidad de oír con atención mucho más que los más jóvenes, que según dicen los estudios tienen sólo 8 segundos para que su atención sea captada y después de eso se “les vuelan los pájaros”... es posible que ningún Anti-Todo haya llegado hasta esta línea, pero si lo has resistido vas por buen camino.
Tener actitud de Pro-Algo te deja más satisfecho, te miras y sientes que tu día tiene sentido, que las cosas pasan por algo o por nuestra propia responsabilidad. Eres parte del entorno y por lo tanto te sientes comprometido a participar en él, discutes y argumentas, pero nunca destruyes ni menos atacas al interlocutor para invalidarlo porque no te gusta.
Saludos,
Patrick, aprendiz de Pro-Algo